Los motores híbridos funcionan de forma diferente a los de combustión interna, lo que desafía al lubricante de motor en tres ámbitos críticos.
El cambio del motor de combustión interna (ICE) al motor alimentado por batería desafía al lubricante de motor en tres aspectos fundamentales:
El cambio constante entre el motor eléctrico y el ICE hace que los motores híbridos funcionen en un régimen más frío. Esto puede provocar la acumulación de agua y combustible en el lubricante, lo que puede alterar algunos lubricantes y causar el deterioro del motor.
Los vehículos híbridos cambian repetidamente entre el motor eléctrico y el motor de combustión interna. Por lo general, el motor eléctrico trabaja a velocidades bajas y el ICE entra en acción cuando se necesitan velocidades más altas. En algunos híbridos, el motor puede alcanzar velocidades elevadas rápidamente. Algunos lubricantes no consiguen seguir el ritmo, lo que reduce el rendimiento y la protección del motor.
El ICE de un tren motriz híbrido recarga la batería que alimenta el motor eléctrico. El funcionamiento en un régimen más frío significa que el lubricante puede no alcanzar su temperatura óptima de funcionamiento. Eso puede dar lugar a una menor eficiencia del motor y, a su vez, una menor eficiencia del combustible y de la carga de la batería.
Desafíos únicos de los vehículos híbridos
Este vídeo explica los tres desafíos únicos a los que se enfrentan los vehículos híbridos y cómo el lubricante de motor se somete a presión.